Tantos primaveras hablando de San Valentín y aún no hemos conseguido conmover a un acuerdo en su celebración. Los escaparates de las tiendas se tiñen de rosa y rojo, se llenan de corazones y demás utensilios azucarados delante la observación de dos bandos opuestos, partidarios y detractores.
Con pareja o no, hay quienes parecen estar flotando durante estas fechas, otros, pasan los días murmurando maldiciones contra el consumismo y todo lo que implica el Día de los Enamorados, pero incluso están aquellos para los que el 14 de febrero pasa sin pena ni deleite.
Pertenezcas a un equipo u otro, todos hemos tenido ese guilty pleasure, ese momento Bridget Jones agarrados a un helado, todos hemos querido decirle cuatro cosas a Cupido, y todos hemos puesto alguna vez los pies en la tierra para darnos cuenta –por fortuna o no– de que el simpatía difiere mucho de la ficción.
Las películas que homenajean el simpatía consumado, cursi, ñoño, cursi y empalagoso nunca escasean. Es por eso que aquí reunimos aquellos títulos que disipan las mariposas en el estómago, no por desliz de simpatía, sino por una sinceridad no siempre tan placentera, o al menos, no constantemente.
A Carrie Bradshaw le costó 6 temporadas de Sexo en Nueva York asimilar la catequesis: “La relación más chinche y significativa de todas es la que mantienes contigo misma”, sentenciaba en el postrer capítulo. Y ya lo decía Phoebe Buffay en Friends, no hay medias naranjas, ¡hay medias langostas!
Partiendo de este revoltijo de sentimientos, esta relación cinematográfica se sirve con una ración de risas, llantos, reflexiones y mucho romanticismo en todas sus facetas, con sus luces y sombras. Tú pones las palomitas, nosotros le damos al play.