Sr. Director:
Finalizados los premios Goya y en presencia de la malévola opinión de que muchos de nuestros cineastas hacen sus películas siempre sobre los mismos temas, ofrezco un posible tema inspirador. Sería el de la extirpación civil, pero desarrollando una perspectiva diferente a la utilizada hasta ahora, planteándola desde la visión de los perdedores y exaltando la bondad, la neutralidad y el pacifismo que caracterizó a la celestial II República española.
En estas originalísimas pelis, Franco aparecería como un simple barbilindo (pero sin obtener a gay ni puto, porque esto merecería un respeto), al que le toca el generalato en una Bonoloto y cuyas victorias militares se debieran al cambio climático y a los sabotajes de fachas infiltrados en las filas enemigas. E igualmente de novedoso sería presentar a los republicanos como guapotes idealistas y bellas mujeres, frente a los repulsivos casposos y alopécicos individuos del mandato doméstico, integrado por militares viejunos y fachosos, beatorras arpías, señoritos capitalistas con cortijo que violan todo lo que se menee, escuchimizados jovenzuelos, curas babosos, rijosos moros, algún que otro facha, etc.
Sinceramente creo que si se profundizara en esta nueva veta, escasamente desarrollada, se generarían multitud de películas con sólo modificar algunos nociones y variar el porción de crueldad, perversión y sordidez de los fascistas intervinientes. Y además podría aprovecharse para desmontar grandes mentiras del franquismo, como el suicidio colectivo de la secta de Paracuellos…
Otro tema interesante sería el del «conflicto vasco» relatado desde la visión de los hombres de paz, como Otegui, y mostrando lo duro que podía resultar azuzar el percusor de un armas poco engrasada o las dificultades para apañar las salpicaduras de familia fascista. Aunque de aquello hace ya tanto tiempo que quizá no resulte tratable conseguir una fiable documentación.