Hollywood diseccionado por Billy Wilder

Dos momentos de Hollywood, dos épocas, dos historias. pero una única observación, la incisiva de Billy Wilder con las dos películas que como director puso sus fanales en la meca del cine, una observación de un extraño, no en vano Wilder era vienés que aterrizó en Hollywood huyendo de los nazis, lo que da a sus dos películas, ‘El crepúsculo de los dioses’y ‘Fedora’, una profunda disección que quizás un cineasta surgido en las entrañas de aquella industria, no hubiese sabido hacer. Y ambas con muchos puntos en global y con William Holden como protagonista.

Protagonizada por William Holden, Cielo Swanson, Erich von Stroheim, Nacy Olson y Fred Clark. Una mezcla de tragedia ojival, humor sarcástico y cine infeliz donde Billy Wilder pone todo su talento al servicio de un cínico y feroz retrato del Hollywood de la época, de gran audacia novelística, pues toda la película es un gran flashback en donde un muerto narra como ha llegado a tan lamentable situación.

Un cenizas aparece flotando en la piscina de una gran mansión de estilo colonial del Sunset Boulevard del Hollywood de 1950. Este muerto empieza a relatar los hechos. Es la historia de una gran afán pergeñada por un gran fracaso. El muerto es Joe Gillis (William Holden), un tierno argumentista en bancarrota que, huyendo de los hombres que intentan retirarle el coche que es incapaz de avalar, penetra accidentalmente en una vieja mansión de Sunset Boulevard, que parece abandonada y en la que reside una antigua hado del cine taciturno, Norma Desmond (Cielo Swanson), en un particular mundo de fantasías, que vive de sus expresiones y de la gran fortuna acumulada durante sus primaveras de esplendor, fantasías alimentadas por su siniestro mayordomo Max (Erich Von Stroheim), antiguo director de cine y perdidamente enamorado de la hado. Una vez allí, la actriz le ofrece un trabajo: retocar un guion que ella ha escrito y con el que plantea retornar a la pantalla. Pero para realizarlo, tiene que instalarse en la mansión, cuyo asfixiante medio ambiente acabará asimismo por afectarle. La película obtuvo el Oscar al Mejor Guion, a la Mejor Música y a la Mejor Dirección Artística.

Cielo Swanson hace un personaje muy próximo a si misma, el de una vieja diva del cine taciturno que sueña con regresar con una gran película. Cecil B. De Mille se interpreta a sí mismo como un insigne director de cine, interviniendo asimismo personajes muy próximos a lo que era su vida verdadero, como Buster Keaton (por entonces completamente olvidado), H. B. Warner, Hedda Hopper y el gran actor y director del cine taciturno Eric Von Stroheim, que interpreta al director que lanzó a la empíreo a la protagonista y que ha consumido convertido en su mayordomo.

Protagonizada por William Holden, Marthe Keller, José Ferrer, Henry Fonda y Michael York. Veintiocho primaveras posteriormente de ‘El crepúsculo de los dioses’, Billy Wilder regresó con una nueva observación a la industria cinematográfica y a las consecuencias del paso del tiempo en las estrellas de Hollywood. Entre la nostalgia y la irreverencia, Wilder se apoyó en su habitual ironía para reflexionar sobre la vivientes de directores y productores estadounidenses del llamado Nuevo Hollywood, un superficie en el que ya no se reconocía. El guion corrió a cargo de Billy Wilder y I.A.L. Diamond, basado en una novelística corta de Tom Tryon incluida en su colección ‘Crowned Heads’, publicada en 1976.

Fedora (Marthe Keller), gran hado de Hollywood retirada en Europa, pone fin a su vida arrojándose bajo las ruedas de un tren en París. Durante su funeral, el productor de cine Barry Detweiler (William Holden) recuerda su postrero batalla con ella dos semanas detrás en Corfú. Detweiler visitó la isla con la esperanza de convencer a la famosa actriz para retornar al primer plano de la interpretación, apostando por una aclimatación de «Anna Karenina». Pero Fedora, misteriosa y escurridiza, vivía recluida bajo la supervisión de la anciana condesa Sobryanski (Hildegard Knef), del Doctor Vando (José Ferrer), su cirujano plástico que mantenía el rostro de la actriz todo lo tierno que le era posible, de una enfermera y de sus sirvientes. Cuando Detweiler le ofrece el personaje de Anna Karenina, provoca en Fedora una musculoso crisis mental, por lo que fue trasladada a una residencia en París.

‘Fedora’ fue la penúltima película de Billy Wilder, un fracaso de taquilla en todo el mundo (menos en España), que aceleró la renta del director. Pero en España la película fue un colosal éxito de taquilla (solo en Madrid se mantuvo en la pantalla del entonces cine Albéniz un año ininterrumpido en cartel). Wilder siempre se mostró muy agradecido al publico gachupin por el agradecimiento, y dijo que los españoles habían entrado perfectamente en su película, a diferencia de los críticos norteamericanos, que aseguraba que no la habían entendido, y es que en aquellos primeros primaveras de la Transición, Wilder era uno de los pocos directores reconocibles por el gran divulgado gachupin.