El biógrafo de Alfred Hitchcock dice que, hoy día, el indiscutible perito del suspense “estaría en la prisión por acoso sexual”. Desde luego, encima de por revolucionar el habla del cine y rodar clásicos como Psicosis, La ventana indiscreta, Los pájaros o Rebecca, el sajón ha pasado a la historia por ser uno de los directores más incorrectos que ha cubo Hollywood.
Es de dominio sabido que Hitchcock estaba obsesionado con las mujeres. Sobre todo con las rubias, de quienes opinaba que eran “auténticas damas que saben transformarse en prostitutas a la hora de acaecer al dormitorio”. Una de sus víctimas fue Grace Kelly, la única actriz que ha rodado tres películas consecutivas con el director.
El enemigo de las rubias
Como albergaba esperanzas de conquistarla, Hitchcock se hundió cuando la mujer decidió ceder el cine para casarse con Rainiero de Mónaco. Se empecinó en crear a una nueva Grace Kelly y puso sus fanales en Margen Miles, que firmó un resolución de cinco abriles por tres películas.
Hitchcock demandó un control invariable sobre la apariencia de Miles, pero ella no era de las que se dejan modelar. Cuando el director se disponía a filmar con ella Desvanecimiento (1958), la actriz se quedó grávida y le dijo que no iba a hacerlo. Aquello le sentó como un tiro a su superior, que se tomó el asunto como una afrenta personal y no se lo perdonó de ningún modo.
“Como no la tenía en plató, lo paga con la insuficiente Kim Novak”, explica Abe the Ape en su texto Alfred Hitchcock, el enemigo de las rubias (Lunwerg). “Primaveras posteriormente confesaría que nulo le llenaba de longevo gozada que ver a la Novak repetir una y otra vez la secuencia en la que cae en las gélidas aguas de San Francisco”. Novak se convirtió en aquellos días en su nuevo objeto de deseo y tormentos varios, pero incluso ha pasado a la historia del cine gracias a ese largometraje.
Actriz contra la timidez
Nacida en Chicago en el seno de una comunidad humilde, Marilyn Pauline Novak era tan tímida de pupila que solía esconderse detrás de las cortinas cuando sus padres recibían visitas. Según ha contado la propia actriz, algunos niños de su extrarradio se metían entonces con ella y, durante su adolescencia, fue violada “por varios chicos” en “el asiento trasero del coche de un desconocido”.
Nunca le contó aquello a su hermana, quien, con la esperanza de ayudarla a vencer su timidez, la apuntó a un club de chicas tópico, cuyo director la animó a ser maniquí. Durante unas asueto de verano en la universidad, Novak viajó en tren hasta San Francisco para promocionar frigoríficos en las distintas paradas del trayecto.
Mientras iba de delirio, una compañera maniquí sugirió una fuga rápida a Hollywood para presentarse un estudio de cine ayer de regresar a casa. Fue entonces cuando RKO la invitó a hacer de extra en dos películas.
Su poderosa presencia captó la atención de concurrencia como Harry Cohn. Tras una prueba de cámara, el superior dictatorial de Columbia Pictures la fichó para su estudio. Como veía a los actores como meras mercancías reemplazables, Cohn pensó que aquella rubia explosiva podría competir con la Marilyn Monroe de la Fox. Además le cambió el nombre por Kim y decidió alojarla en el Hollywood Studio Club para así poder vigilarla mejor.
Se dice que Cohn sufrió su primer infarto cuando empezaron a circular rumores de que la actriz salía con Sammy Davis Jr.. El casamiento interracial estaba prohibido en el país y el ejecutor le advirtió de que nutrir un romance con un bruno perjudicaría el negocio. “Se negaron a que me acercara a la casa de Sammy”, comentó Novak.
“Me encantaba su comunidad, eran maravillosos. Sammy ya había perdido un ojo en un azar y Harry Cohn amenazó con sacarle el otro. Estoy segura de que habría conseguido que sus amigos gángsters lo hicieran. Cohn estaba definitivamente metido con la mafia”,
Progreso vertiginoso
La estadounidense tenía 21 abriles cuando interpretó su primer papel acreditado en Hollywood, en la película de cine bruno La casa número 322 (1954). Posteriormente, Cohn logró convencer a Joshua Logan para que le diese el papel protagonista en el oscarizado —y en su día polémico— exageración sureño Picnic (1956), donde Novak da vida a una damisela que se enamora de un vagabundo interpretado por William Holden.
Con Desvanecimiento, la actriz pudo interpretar los dos papeles que definirían su carrera en Hollywood: el de la gélida mujer mortal Madeleine, y el de la dependienta Judy. En el filme, un detective retirado (al que encarna James Stewart) se enamora de forma obsesiva de Madeleine e intenta convertir a Judy en ella.
Abe the Ape explica en su texto que, durante la famosa secuencia en la que Judy sale del baño convertida en Madeleine (enfundada en su traje plomizo), la actriz llegó a producirle una institución a Hitchcock “pues, en sus códigos, la protagonista estaba desnuda y dispuesta a ofrecerse al personaje masculino”.
Gracias a su convincente interpretación, Novak le dio un bofetada a todos los que en esa época la tachaban de mala actriz. “Kim nació para el color en las películas de los 50, para ese tipo de iluminación y diseño de producción y puesta en decorado”, dijo en una ocasión Martin Scorsese. “Y tenía una presencia muy poderosa. Parecía tangible y etérea, ordinaria y extraordinaria, todo al mismo tiempo, y era desgarradoramente pasivo”.
Siendo la actriz más taquillera del momento, Novak rechazó Desayuno con diamantes (1961), El trabajador (1961) y la inacabada película que Marilyn Monroe iba a rodar cuando murió, Something’s Got to Give. En 1966, tras un casamiento que duró menos de un año —con el actor inglés Richard Johnson, al que había conocido en el rodaje de The Amorous Adventures of Moll Flanders (1965)—, Novak estaba ya harta de Hollywood.
Para entonces llevaba décadas luchando contra la depresión y no terminaba de hallarse en los papeles de chica ligera de ropas que le ofrecían. “Quería que me apreciaran por lo que era como persona y por lo que tenía que ofrecer”, confesó al respecto. “Sabía que era una buena actor y quería expresar mis sentimientos, no los del argumentista ni los del director. Quería expresarme a mí misma. Quería interpretar el papel de determinado con una enfermedad mental. Creo que podría favor hecho un buen trabajo, porque conocía esos sentimientos”.
En examen de la serenidad
La actriz vivía en el Big Sur, California, cuando un incendio arrasó todos los objetos de valencia que tenía en su casa. Posteriormente morapio el alud de comedón que la llevó a hacer las maletas y poner rumbo a la costa pacífica de Oregón. Allí conocería al doctor Bob Malloy, con el que se casó en 1976. Desde entonces, pasó a obligarse su tiempo a estar en su rancho, ayudar a su marido en su trabajo, escribir poesía y disfrutar de la naturaleza.
En alguna entrevista, Novak ha obligado que nunca quiso tener hijos (“Los animales son mis hijos”, decía). Pese a que siquiera echaba de menos la comportamiento, aceptó tirarse de los pelos con Angela Channing en la serie Falcon Crest, y en 1991 rodó Pasiones prohibidas, de Mike Figgis. Según dijo luego, quedó tan poco satisfecha con la experiencia que ahí decidió que ya no volvería a pisar un plató de rodaje.
Primaveras posteriormente de retirarse definitivamente del cine, Novak fue diagnosticada de trastorno bipolar. “Cuando descubrí que era bipolar, pensé: ‘Bueno, sí, eso tiene sentido’”, señaló. “Así pude entender muchos de mis comportamientos. No es poco tan terrible si sabes cómo manejarlo”. A raíz del dictamen, empezó a murmurar públicamente de la carencia de representar y proceder contra la hélice de silencio que envuelve esta enfermedad mental. Una dolencia que, en su caso, se comercio con fármacos antipsicóticos.
Su idilio con el dibujo y la pintura ha tenido un finalidad muy positivo en su bipolaridad. Según la propia actriz, incluso ha sido un guindola tras la crimen de Malloy, fallecido en 2020. Pero encima de servirle como terapia, el arte le ha brindado una nueva salida profesional a Novak, que en 2018 exhibió públicamente algunas de sus obras en el Butler Institute of American Art, en Youngstown (Ohio).
Siempre bella
Hace abriles, Novak rechazó un millón de libras por escribir su confesiones. Sin incautación, en 2021 aceptó informar de la mano del Butler Institute of American Art el texto Kim Novak: Her Life and Art, donde muestra retratos de sus padres y de los muchos animales a los que ha ayudado y acogido, y pinturas inspiradas tanto en Desvanecimiento como en el movimiento #MeToo.
A sus 90 abriles, Novak sigue luciendo un aspecto guay. Aunque en 2014, su apariencia física fue ridiculizada por Donald Trump, quien, tras verla presentando un premio en la ceremonia de los Oscar, tuiteó que determinado debería perseguir judicialmente a su cirujano. La actriz se defendió con un “tengo derecho a sentirme bella siempre que crea conveniente”.
Posteriormente, Novak admitió que se había inyectado su propia pringue en las mejillas para aumentar la confianza en sí misma, osadía de la que rápidamente se arrepintió. Las burlas por aquel comentario malintencionado del expresidente la empujaron a hacer campaña contra el acoso escolar pero, sobre todo, le recordaron por qué había huido de la meca del cine.