«La Modelo que vemos en la película está reconstruida en 3D»

La almanseña Ana Rubio logró el Goya a Mejores Género Especiales por Maniquí 77, de Alberto Rodríguez, una de las películas más galardonadas en la trigésimo séptima impresión de los premios, en una traje que se celebró en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla. La albacetense, que logró esta estatuilla conexo a su compañera, Esther Ballesteros, comentó a La Tribuna de Albacete las singularidades de ese trabajo. 
Dos Goyas en tres primaveras, no está mínimo mal…
Sí, estoy muy contenta, pero es verdad que es el registro a un trabajo de mucho tiempo.
¿Una carrera de fondo?
Totalmente. En 2003, cuando empecé a acercarme a este mundo, las películas podían tener 10 planos de enseres, cuando empezamos positivamente con la empresa en 2008, las películas llevaban como mucho 50, 100 planos y ahora mismo, manejable es la película en la que te mueves en 500 planos. Ha crecido mucho la industria y nosotros hemos ido creciendo con ella y he ido haciendo cada vez un equipo más prócer, completamente rodado. Sabemos cada uno lo que hacemos y dónde somos mejores. Al final claro, accedemos cada vez a películas más grandes,  con una carga más ingreso de enseres visuales y muy potentes. 
¿Continúa con su esquema, con Twin Pines?
Sí, conexo con mi compañero, con Juanma Nogales. 
¿Cómo fue su trabajo en la película, Maniquí 77?
En Maniquí 77 había varios retos, el principal era recobrar La Maniquí de los primaveras 70. Queda el edificio, pero está muy cambiada. Nos aliamos con el Sección de Arte que se encargó de recobrar una sala entera y nosotros, apartado de los apoyos que pudiéramos hacer por internamente, de hacer La Maniquí por fuera y, para ello hicimos fotografías de La Maniquí contemporáneo y, a partir de ahí la levantamos en 3D. La Maniquí que vemos en la película está reconstruida en 3D por enseres, por nuestra parte.  Otro de los retos era la duplicación de personajes, porque no podíamos tener tantos figurantes, entonces todos los que están en las partes altas de las galerías, son personajes digitales, en 3D y claro, todo lo que es la subida a la cúpula en el motín, son personajes son 3D. Cuando están en lo alto gritando indulto, desenvolvimiento, obviamente no podíamos poner a personas que se podían  despeñar, son 3D. Hay un plano muy difícil, el de la subida a la cúpula de Miguel Herrán, que se rodó por seguridad una parte en Barcelona y otra en una cúpula ficticia que construyó el Sección de Arte en Sevilla. 
Retos superados con éxito.
Sí, otro de los retos fue unir las partes rodadas en Sevilla con las de Barcelona. Luego está todo el mundo de los neones, porque desde Arte trabajamos en poco que era muy potente en los 70, los carteles publicitarios de neón. Durante la película, el protagonista, Miguel Herrán, desde su celda ve un cartel, un neón, Salte al futuro, pero no puede ver cómo acaba ese neón desde su celda. Al final sí se verá el mensaje, pero ese neón y el edificio que vemos, es nuestro, hecho en 3D. Hay mucho trabajo, pero lo más importante para mí es que el espectador no ve el trabajo, es completamente invisible. Retos superados con éxito. 
Pero sí que es parte fundamental de la película.
Claro, el espectador percibe que todo es vivo. El éxito es que el espectador no se dé cuenta de nuestro trabajo, que está ahí. Cuando tú estás con el protagonista en la celda de La Maniquí, no te imaginas que toda la parte de en lo alto no son personas reales o que La Maniquí no es así hoy. 
¿Se notó mucho ya el Goya de 2021, de Akelarre?
Yo no sé si fue el Goya o qué ha sido, pero sí hemos notado desbordamiento de trabajo muy importante. Trabajamos a un nivel y ritmo muy suspensión y se confía cada vez más en nosotros y cada vez vienen proyectos más interesantes. A nivel personal, hablando de la empresa, hemos cedido un paso a producciones internacionales. Al final, lo que quieres es trabajar, ayudar el equipo que tenemos, que somos 60 personas y que llegue trabajo atún y, sobre todo, retos.