El Goya al mejor guion adaptado para ‘Un año, una sombra’ de Isaki Lacuesta ha puesto el foco en su compañera de tándem hermoso, la asturiana Isa Campo (Oviedo, 1975). Sus recientes trabajos con Iciar Bollaín o la serie ‘Corte’ son el pico visible de una larga trayectoria que ahora emerge con luz propia.
-Isaki Lacuesta bromeó al reunir el Goya con las gracias «por sacarnos del underground», y lo cierto es que son el tándem hermoso en remadura ¿Cómo es eso?
-Lo del underground, es que nos gusta hacer un poco de todo, de forma natural estamos con un pie en cada sitio. Isaki alterna videoinstalaciones con películas, yo escribo proyectos chiquitinos para multitud con un cine más de autor y a la vez para Bollaín que tiene una difusión más ‘comercial’. Sí es verdad que tenemos más visibilidad, sobre todo luego de ‘Entre dos aguas’, pero creo que es por acumulacion, por chorreo de estar ahí (risas).
-¿Cómo trabaja con Isaki? ¿Es cierto que su método es estar a a pie de rodaje
-Sí, es peculiar, generalmente quienes escriben una vez destruido el guion entienden que el rodaje no es su sitio. Yo prefiero estar en todas las fases de la pelicula: escribo y luego experimentación con los actores para reescribir con lo que sale de ahí, estoy irresoluto en el rodaje por si aparece otra opción de utilizar las cosas y igualmente en el montaje.
-¿Ha sido diferente el proceso con Bollaín en ‘Maixabel’?
-Mi guisa de escribir es la misma, los procesos son distintos porque los guiones para Isaki tienen que estar abiertos, si sale poco en ensayos o casting que nos fascina, siempre está dispuesto a romper la peli escrita y crear una nueva. Sé que tengo que contar con una cojín muy sólida y con márgenes para poner con mil opciones. Con Iciar el guion cerrado que llevamos a rodaje se rodó casi tal cual, solo se cambió en montaje el orden de una secuencia para acrecentar la emoción.
-Ambas tratan el trauma de los supervivientes de un atentado terrorista ¿Cómo fue esa conexión, la influyó ‘Maixabel’ en ‘Un año, una sombra’?
-Fue muy paralelo, se rodaron en el mismo mes. Empecé con ‘Maixabel’, pero fue como un río que se comunicaba. Venía trabajando ya un tiempo con supervivientes de terrorismo y lo que tenía a piropo de piel era que no se podían hacer películas para revictimizarlos y sabiendo la falta de documentarnos mucho. ‘Maixabel’ se hizo hablando con ella, su hija, mediadores, en total complicidad y en el otro caso lo mismo, conocimos a los protagonistas reales, leyeron el guion, estuvieron en el rodaje poniendo en situacion a los actores. Teniamos claro que no se podia hacer una peli sin ellos.
-En el filme premiado abordan igualmente el relato que construye la memoria de hechos terribles.
-Eso nos fascinó. Al conocer a esta pareja, fuimos a cenar con ellos y allí de forma distendida vimos que cada uno recordaba momentos supeprecisos de forma totalmente distinta. Eso nos marcó e investigamos en esa orientación, hablamos con neurólogos, que explicaban los mecanismos de la memoria y el conmemoración inventado, igualmente con el responsable policial del dispositivo en Bataclán: él nos contó de compañeros suyos traumatizados por ver los cadáveres, sus teléfonos con mensajes de ‘papá, mamá’, y nos decía: lo extraordinario es que estos agentes en concreto no habían estado allí porque yo mismo los había destinado en un control fuera. Se habían traumatizado por el relato de los otros. Nos pareció fascinante.
-En otro de sus trabajos recientes, la serie ‘Corte’ debutaba como directora de un episodio ¿cómo ha sido?
-Era poco que llevaba tiempo deseando hacer, pero con la escritura de guiones no llegaba. ‘Corte’ fue probar si seguía teniendo ganas y la verdad es que lo disfruté al mayor, de hecho mi plan es escribir a lo liberal del año poco mío y a ver si lo consigo amotinar.
-Las plataformas por otra parte de una vía para volcar proyectos ¿han servido de reconexión con el conocido y que vuelva a las salas?
-La multitud se ha acostumbrado a ver cine en sus casas -más con la pandemia- y vemos como ‘Un año, una sombra’, despues de producirse muy desapercibida en salas al estrenarla en Moviestar mucha multitud la está viendo. Sí se nota, la clemencia sería sustentar las dos vías, no perder las salas. Cuando ves todo el trabajo de corrección de color, mezcla de sonido hecho para ver en un cine, poco que la multitud no se imagina…Hay una dimensión de la sala que es muy importante.
-Ha agradecido su deuda con Saura, el serio protagonista de los Goya ¿en qué medida?
-A mí ‘Cria cuervos’ me hizo clic de ganas de dirigir, yo estaba escribiendo pero esa forma de trabajar con los actores, la pupila, me tocó muy profundamente y es poco que les ha pasado a otros directores actuales, de hecho lo comentamos mucho en la propia bizarría. No hay duda de que Saura ha dejado un herencia muy potente.
El Goya al mejor guion adaptado para ‘Un año, una sombra’ de Isaki Lacuesta ha puesto el foco en su compañera de tándem hermoso, la asturiana Isa Campo (Oviedo, 1975). Sus recientes trabajos con Iciar Bollaín o la serie ‘Corte’ son el pico visible de una larga trayectoria que ahora emerge con luz propia.
-Isaki Lacuesta bromeó al reunir el Goya con las gracias «por sacarnos del underground», y lo cierto es que son el tándem hermoso en remadura ¿Cómo es eso?
-Lo del underground, es que nos gusta hacer un poco de todo, de forma natural estamos con un pie en cada sitio. Isaki alterna videoinstalaciones con películas, yo escribo proyectos chiquitinos para multitud con un cine más de autor y a la vez para Bollaín que tiene una difusión más ‘comercial’. Sí es verdad que tenemos más visibilidad, sobre todo luego de ‘Entre dos aguas’, pero creo que es por acumulacion, por chorreo de estar ahí (risas).
-¿Cómo trabaja con Isaki? ¿Es cierto que su método es estar a a pie de rodaje
-Sí, es peculiar, generalmente quienes escriben una vez destruido el guion entienden que el rodaje no es su sitio. Yo prefiero estar en todas las fases de la pelicula: escribo y luego experimentación con los actores para reescribir con lo que sale de ahí, estoy irresoluto en el rodaje por si aparece otra opción de utilizar las cosas y igualmente en el montaje.
-¿Ha sido diferente el proceso con Bollaín en ‘Maixabel’?
-Mi guisa de escribir es la misma, los procesos son distintos porque los guiones para Isaki tienen que estar abiertos, si sale poco en ensayos o casting que nos fascina, siempre está dispuesto a romper la peli escrita y crear una nueva. Sé que tengo que contar con una cojín muy sólida y con márgenes para poner con mil opciones. Con Iciar el guion cerrado que llevamos a rodaje se rodó casi tal cual, solo se cambió en montaje el orden de una secuencia para acrecentar la emoción.
-Ambas tratan el trauma de los supervivientes de un atentado terrorista ¿Cómo fue esa conexión, la influyó ‘Maixabel’ en ‘Un año, una sombra’?
-Fue muy paralelo, se rodaron en el mismo mes. Empecé con ‘Maixabel’, pero fue como un río que se comunicaba. Venía trabajando ya un tiempo con supervivientes de terrorismo y lo que tenía a piropo de piel era que no se podían hacer películas para revictimizarlos y sabiendo la falta de documentarnos mucho. ‘Maixabel’ se hizo hablando con ella, su hija, mediadores, en total complicidad y en el otro caso lo mismo, conocimos a los protagonistas reales, leyeron el guion, estuvieron en el rodaje poniendo en situacion a los actores. Teniamos claro que no se podia hacer una peli sin ellos.
-En el filme premiado abordan igualmente el relato que construye la memoria de hechos terribles.
-Eso nos fascinó. Al conocer a esta pareja, fuimos a cenar con ellos y allí de forma distendida vimos que cada uno recordaba momentos supeprecisos de forma totalmente distinta. Eso nos marcó e investigamos en esa orientación, hablamos con neurólogos, que explicaban los mecanismos de la memoria y el conmemoración inventado, igualmente con el responsable policial del dispositivo en Bataclán: él nos contó de compañeros suyos traumatizados por ver los cadáveres, sus teléfonos con mensajes de ‘papá, mamá’, y nos decía: lo extraordinario es que estos agentes en concreto no habían estado allí porque yo mismo los había destinado en un control fuera. Se habían traumatizado por el relato de los otros. Nos pareció fascinante.
-En otro de sus trabajos recientes, la serie ‘Corte’ debutaba como directora de un episodio ¿cómo ha sido?
-Era poco que llevaba tiempo deseando hacer, pero con la escritura de guiones no llegaba. ‘Corte’ fue probar si seguía teniendo ganas y la verdad es que lo disfruté al mayor, de hecho mi plan es escribir a lo liberal del año poco mío y a ver si lo consigo amotinar.
-Las plataformas por otra parte de una vía para volcar proyectos ¿han servido de reconexión con el conocido y que vuelva a las salas?
-La multitud se ha acostumbrado a ver cine en sus casas -más con la pandemia- y vemos como ‘Un año, una sombra’, despues de producirse muy desapercibida en salas al estrenarla en Moviestar mucha multitud la está viendo. Sí se nota, la clemencia sería sustentar las dos vías, no perder las salas. Cuando ves todo el trabajo de corrección de color, mezcla de sonido hecho para ver en un cine, poco que la multitud no se imagina…Hay una dimensión de la sala que es muy importante.
-Ha agradecido su deuda con Saura, el serio protagonista de los Goya ¿en qué medida?
-A mí ‘Cria cuervos’ me hizo clic de ganas de dirigir, yo estaba escribiendo pero esa forma de trabajar con los actores, la pupila, me tocó muy profundamente y es poco que les ha pasado a otros directores actuales, de hecho lo comentamos mucho en la propia bizarría. No hay duda de que Saura ha dejado un herencia muy potente.