Se ha cliché tanto que 2022 ha sido uno de los mejores abriles del cine gachupin que parece ya una frase hecha. Pero es que lo ha sido. Y se ve en los próximos Premios Goya. Ha sido un año de grandísimas películas mientras aún la taquilla lucha por recuperarse del gracia de la pandemia. La calidad, la originalidad se ha hendido paso entre comedias conocidas. Y eso hay que celebrarlo. Y se celebrará el sábado en Sevilla.
Luego de la traje posible desde Málaga y la ceremonia presencial valenciana del año pasado, nominados y académicos viajan hasta Sevilla para personarse a un espectáculo presentado por Clara Alberca y Antonio de la Torre en el que los premios podrían estar muy repartidos. Asimismo distribuidos por toda la cosmografía doméstico: de El Bierzo a Alcarràs, de Los Monegros a La Orilla. El cine gachupin de 2022 ha sido bueno y viajero.
‘Alcarràs’.
ALCARRÀS
Luego de Verano, 1993, Carla Simón siguió mirando a su historia personal y todavía al campo catalán. Aunque esta vez se quedó en el presente y cambió La Garrocha por los campos frutales de Lleida. En Alcarràs su grupo cultivaba, allí pasaba los veranos, un circunscripción olvidado, infravalorado que ahora ve cómo su modo de vida se transforma a marchas forzadas. De eso va Alcarràs, que se estrenó mundialmente en Berlín el año pasado y allí ganó el Oso de Oro. Vestir el Goya a mejor película sería un chapó en toda regla. La película, protagonizada por actores no profesionales, vecinos de la zona, le ha legado visibilidad a la región.
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Y poco relacionada, pero quizá contando el futuro paso, el regreso al campo con todas sus dificultades es lo que contaba Suro, de Mikel Gurrea, poniendo el foco en el conflicto internamente de la pareja y cerca de su entorno, en el Alt Empordà. Tiene dos nominaciones.
‘Cinco lobitos’.
CINCO LOBITOS
De Madrid a Mundaka. Es el alucinación que hace Amaia (Laia Costa), la protagonista de la opera prima de Alauda Ruiz de Azúa que parte con 11 nominaciones. Una historia sobre “la maternidad de ida y envés”, sobre esos roles de hija o principio que se van transformando a lo amplio de nuestra vida; una reivindicación al papel de los cuidados y cuidadores en nuestra sociedad. Amaia tiene que retornar a Mundaka, la casa de sus padres (Susi Sánchez y Ramón Barea) para que le ayuden con su bebé, pero ella tendrá que rematar ayudando más. La luz del Cantábrico es mágica.
‘As bestas’.
AS BESTAS
Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña partieron de un suceso efectivo ocurrido en el interior de Orense: el crimen de un vecino a manos de otros, su encubrimiento y la convivencia de la viuda con los asesinos durante abriles. Su historia está situada todavía en la Galicia más rural, la prácticamente vacía donde a rapa das bestas sigue siendo una tradición anual y, sin retención, tuvieron que rodarla en El Bierzo (Valiente). En Quintela de Barjas, una lugar habitada solo por una persona desde hace 25 abriles, encontraron su pueblo valentísimo para charlar de este terrorismo rural, de violencia inherente, de masculinidades tóxicas y feminidades curativas. Mucha intensidad en un paisaje que captaron en todas sus estaciones.
‘Maniquí 77’.
MODELO 77
Alberto Rodríguez y Rafael Cobos (La peste) llevaban más de una plazo detrás de esta historia: la fuga de presos de la gayola barcelonesa, la agrupación de presos del franquismo en el sindicato COPEL reclamando su excarcelación, indulto o mejoras de la vida penitenciaria. Pero mientras la pensaban, tenían claro un requisito: querían rodar en la Maniquí de Barcelona. Poco que no pudo ocurrir hasta que esta cerró en 2017. Luego de abriles de dilación, consiguieron rodar en su interior durante tres semanas, el resto del rodaje reconstruyeron esa y otras prisiones y espacios en Sevilla.
‘El agua’.
EL AGUA
La Vega Depreciación del Segura antes no parece el rincón más atractivo de España y, sin retención, en la ópera prima de Elena López Riera se transforma en un espacio de realismo mágico bello y misterioso. Ese fulgor que rodea la historia de Ana (Escaparate Pamies), una muchacha que, precisamente, quiere escapar de aquel rincón que siente como prisión. El río es incondicional protagonista, en sus crecidas, y la inscripción que le rodea se sostiene la imaginación de esta mito de despertar y masculinidad.
‘Cerdita’.
CERDITA
La historia de Cerdita siempre estuvo muy ligada a la comarca extremeña de La Orilla. Allí, en una tarde de caluroso verano en la piscina del pueblo, se le ocurrió a Carlota Pereda la historia de Sara, víctima de bullying por su aspecto físico. Allí escribió y rodó Cerdita, el cortometraje que ganó ya el Goya; y allí volvió a rodar el amplio que ha legado la envés al mundo. En Villanueva de la Orilla se sitúa la obra de este thriller rural protagonizado por Laura Novio y Carmen Curandero. Seis nominaciones tiene la película.
‘Mantícora’.
EN MADRID…
Hay muchos tipos de Madrid en estos Goya. Es excéntrico ver los puntos de perspectiva de cada uno de sus cineastas. Un Madrid intelectual y casi desierto de Mantícora, la película de Carlos Aperitivo que se fijó mucho en cómo Jonás Trueba ha rodado la ciudad. Un Madrid estudiantil, agresivo, extraño para la protagonista (Valèria Sorolla) de La consagración de la primavera, de Fernando Franco. Y un Madrid muy de distrito, en lucha, social para la ópera prima de Juan Diego Botto, adyacente a Penélope Cruz y Luis Tosar en En los márgenes.
‘Un año, una perplejidad’.
UN AÑO, UNA NOCHE
Fran Araújo e Isa Campo adaptan las memorias de Ramón González, superviviente del atentado en Bataclan, la sala de conciertos de París, en 2015. Isaki Lacuesta dirige una película muy francófona, rodada en París, claro. Pero que todavía se traslada durante un rato del metraje (en el que aparece C. Tangana) a Hostalric, en Gerona.
‘La cuidadoso’.
LA MATERNAL
Tras el éxito de Las niñas, Pilar Palomero repite nominaciones con su segunda película. En La cuidadoso cuenta la historia de Carla (la debutante Carla Quílez), una chica de 14 abriles que, tras quedarse grávida, es enviada a un centro de adolescentes en este estado. Como en su ópera prima, Aragón, la Comunidad nativo de Palomero, vuelve a ser escena, esta vez en distintas localizaciones de Los Monegros.
‘Los renglones torcidos de dios’.
LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS
Para la amoldamiento de la novelística de Torcuato Luca de Tena no se necesitaban muchas localizaciones, pero una era fundamental: el hospital psiquiátrico en el que ingresa la protagonista, Alice Gould (Bárbara Lennie). Luego de muchas vueltas acabaron en una tabacalera abandonada de Tarragona. Construida en 1932, tenía los cimientos buscados para, luego de mucha reconstrucción e intervención, darle el aspecto del hospital setentero que el director Oriol Paulo tenía en mente. Los interiores, en cambio (más de 4.000 m2), se construyeron en una factoría barcelonesa de coches.
‘Pacifiction’.
PACIFICTION
La gran olvidada de la perplejidad de los Goya (que ya tendrá su celebración en la de los César franceses) es la última película de Albert Serra y la incluimos porque no hay alucinación más lisérgico, misterioso, colorista, hipnótica y peculiar que este en nuestro año cinéfilo. Situada en Tahití, en la Polinesia francesa, acompañando al Stop Comisionado de la República, un señor carismático de impecable traje blanco. El turismo, los habitantes, los que vienen, los que se van. Es el alucinación cinéfilo del año.