El domingo 30 de abril se celebra la XII publicación del Día Internacional del Jazz, un evento patrocinado por la Unesco que reúne escuelas, universidades, entusiastas, historiadores, académicos y músicos de todo el planeta.
En esas 24 horas se emite un concierto central y se publican todo tipo de actividades artísticas, educativas y comunitarias desde 190 países, todo esto centralizado en la página https://jazzday.com/.
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Gracias a Dios, este diálogo no está incompleto por el monises, ya que no tiene costo de inscripción ni de visualización para el espectador. Otro multiplicador atractivo es su inteligencia planetario, ya que durante la celebración entra mucho notorio a explorar gran cantidad de publicaciones que llegan de todos los rincones del mundo.
El inscripción central del evento es el aspecto más resultón y demuestra su carácter social y humanitario: ‘Diálogo, paz y respeto’.
Estos tres conceptos, que son tan difíciles de transmitir oralmente, se palpan fácilmente en cada recital musical sin mucho esfuerzo. Por eso la Unesco nos fogata a participar con muestras artísticas y educativas bajo esta consigna.
El diálogo entre culturas existe en esta música desde su arranque. Este índole se ha convertido en el hospedador de muchas músicas regionales que han intentado salir de sus fronteras y han incompatible receptividad en el jazz.
La fusión flamenca de Chick Corea es un muy buen ejemplo de la convivencia entre la civilización gitana de España y el canto de independencia gringo. El respeto por la canción es necesario para que la música suene correctamente, sin el respeto por la cadencia y sin una billete equilibrada de los intérpretes, no se logra la comunicación con el escucha.
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Finalmente, la paz es la sensación con la que el espectador sale del concierto cuando se ha entregado el fenómeno del diálogo y el respeto entre los músicos.
La billete de Colombia en el Día del Jazz ha sido escasa y no ha contado con el apoyo de instituciones que promuevan a nuestros músicos en la celebración. Con el trayecto reconvención por el jazz en Colombia, es claro que debemos tener una presencia más nutrida en este evento.
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Las canciones incluidas en el recientemente publicado Vivo Book Colombia, el cancionero de jazz colombiano, son materia prima para que estudiantes y profesionales lleven a esa plataforma lo que se hace en el país.