En Ant-Man and the Wasp: Quantumania, Marvel Studios logra convertir a uno de sus héroes quizás más subestimados en el detonante para una nueva período de películas y series que promete arcos narrativos más complejos e inesperados que recuerdan a la fantástica Spider-Man: No way home (2021), con invitados —que podrían demorar a futuro— desde distintos lugares. Los fanáticos saben muy correctamente que, con el multiverso y las líneas de tiempo abiertas, se sedimento definitivamente cualquier orilla entre películas y series.
Pero a pesar de ser una cinta que sirve como la primera piedra de muchas historias por venir, Quantumania logra conservar la diversión, la calidez y la sencillez que nos enamoró del personaje de Scott Lang (Paul Rudd) en primer empleo (Ant-Man, 2015).
Así, durante los primeros minutos la audiencia encontrará a un Scott finalmente relajado y satisfecho con la vida que ha construido luego de guardar al mundo (como no deja de repetirlo) con Los Vengadores (Avengers: Endgame, 2019).
Aunque ese estado de comodidad y calma disgusta a su hija ahora adolescente, Cassie (Kathryn Newton), quien ha heredado el espíritu heroico de su padre y rebusca sus propias batallas. “No porque poco no te esté pasando a ti, no significa que no esté ocurriendo”, exclama la muchacha que encima exhibe un gran interés por la ciencia, provocando (como se ve en el avance) que toda su grupo sea arrastrada al reino cuántico, un universo con sus propios territorios y personajes.
En su tercera película, Paul Rudd sigue viendo como ‘irreal’ ser parte de Marvel Studios: ‘Scott no tiene cero de extraordinario y eso me gusta de interpretarlo’
Una vez allí, será momento para las revelaciones que llegarán especialmente por parte de Janet van Dyne (Michelle Pfeiffer), quien pasó accidentalmente varias décadas atrapada en esa dimensión hasta que fue rescatada por su grupo (Ant-Man and the Wasp, 2018).
Y, aunque siempre queremos estar en el edicto del héroe, la aparición de Kang, el conquistador (el plebeyo de esta período, interpretado por Jonathan Majors) resulta hipnotizante. Allá del frenesí vociferante que suele dominar a otros antagonistas, Kang se muestra paciente (hasta cordial) y con la confianza de cualquiera que se reconoce extraordinario. ¿Hay poco más atemorizante que esa aire?
Los guionistas de Marvel Studios han descubierto el atractivo de sus villanos y la fórmula para potenciar esa oscuridad.
Scott encontrará en su grupo la fuerza y su maduro motivación para continuar hasta un estrafalario desenlace al que —estamos seguros— vamos a querer regresar varias veces (¿y quizás invitar a nuestro héroe a tomar otro camino?). Es la interrogante que Marvel Studios deja abierta en sus seguidores que incluso se emocionarán con las dos escenas poscréditos que trae la producción de 2 horas y 5 minutos.
Si poco podemos anticipar es que hay mucho, muchísimo Kang, con el impresionante Jonathan Majors.